Para crear el arco luminoso de una lámpara de xenón, se aplica por medio de un transformador-alimentador, una tensión de 20 KVoltios en los bordes de los dos electrodos situados en los extremos de la bombilla, llena de xenón y de sales metálicas. El paso de la corriente eléctrica entre los electrodos provoca, después de la colisión entre los electrones y los átomos centrales, una ionización del gas, el cual emite radiaciones visibles. Más concretamente, los átomos excitados restituyen la energía que han ganado en forma de radiación luminosa. Una vez cebada, la descarga se mantiene con una tensión de 100 Voltios y una corriente de tres amperios a la entrada del transformador.